sábado, marzo 12, 2011

Fantasma

Madrugada.

Un gigante ectoplasma se asienta
sobre este pueblo.

Un ánima lechoso
ha tomado calles y patios,
ha sofocado bombillas
de alumbrado público,
ha atemorizado a los noctámbulos,
ha encantado a los perros.

Enciendo el televisor
buscando el fut bol
pero un flujo blancuzco
está filtrándose por debajo de la puerta
y va tomando la forma de André Bretón.

Crapillo, marzo '11

De regreso a casa

Camino
sobre aceras sucias
en la cresta de la noche.

Un gato camina junto a mí,
sorteando cornisas enfermas,
me detengo,
se detiene,
cruzamos miradas un par de segundos,
y ambos volvemos a nuestro cauto andar.

Calle deconstruída,
venida a menos,
solitaria,
poblada de puertas y ventanas,
de rótulos y cables.

Una radio susurra
detrás de una puerta
que deja escapar
pequeños filetes de luz de combustión,
pequeños trozos de música extraña
por algunas grietas y oquedades.

Una pareja habla casi en secreto
en la oscuridad de un balcón.
Las sombras albergan
seres marginales:
asesinos, jorobados,
locos alucinantes,
brujas, sátiros,
caníbales hambrientos,
fornicarios, zoofilos,
blasfemos, necromantes. onanistas.

Oigo sonidos imposibles,
que provienen
del lado de adentro
de estas paredes descascaradas,
micóticas.

La llave encaja,
entro.

crapillo, marzo '11

Roberto Bolaño - Los perros románticos

En aquel tiempo yo tenía veinte años y estaba loco. Había perdido un país pero había ganado un sueño. Y si tenía ese sueño lo demás...