
Mi cabeza vomitaba
sus propias elucubraciones,
se enredaba
en su propia telaraña,
se mordía
como un perro que
cree que su propia cola
lo persigue.
Tomo una ducha y
salgo al patio,
la noche es tierna
como una puntita de ayote,
abro los brazos,
el fresco me recorre las axilas,
los pelos de los huevos,
las estrellas tiemblan,
no dicen nada,
pero aca afuera se está bien.
Crapillo '08.
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