miércoles, junio 30, 2010

Entonces


Entonces era felíz,
aquellas tardes anaranjadas de fin de año,
recostados en el capó de aquel
datsun destartalado
que perdió el escape
en el camino desastroso hasta tu casa.

La felicidad que
parece no mostrarse nunca
en tiempo presente,
que siempre está alla atrás,
en esos momentos
en los que maldecía por
el sonido del auto,
por el polvo,
por tener que trabajar,
por tantas cosas.

Ahora estoy solo y lejos
ahora paso este tiempo inócuo
sentado frente al televisor
fumando cigarrillos amargos,
y mientras pasan comerciales
no puedo dejar de pensar en vos.


Crapillo 30 junio 2,010

Los Vagabundos del Té


Bodhidharma.

Tarde entera para mi,
el cielo se cae a jirones
pero yo estoy dentro,
de este lado de la ventana.

Espaldas desnudas de edificios:
todo es gris.

El tiempo pasa
entre tazas de té.

La vida siempre en pasado,
la vida no es,
la vida ha sido.

Hace frío,
es oscuro,
llueve,
estoy en casa.


30 junio 2,010

Cero


Cero absoluto,
no la muerte,
no el tajo definitivo
sino el ostracismo,
la oscuridad,
muy cerca del cero absoluto,
por un instante,
a la esquina de la nada
oigo pequeñas gotas en el techo,
ese techo que subí ayer a reparar.

Soy todo oidos,
la efervescencia de una lluvia leve,
de un foco de alumbrado público
que entra blancuzco en la ventana
perlando las gotas detenidas
adheridas al cristal.

En esta oscuridad
los objetos simplemente se intuyen,
no sé por qué cierro los ojos.
Voy perdiendo ese rumor apagado
con recuerdos que saltan a mi mente
aleatoriamente, casi sin sentido.


Crapillo 30 junio '10

miércoles, junio 16, 2010

Bloomsday 16 junio 2010

Bajo por estas gradas desdentadas, por estos escalones graníticos que seguramente tienen décadas de estar acá.  Los zapatos han ido gastándolas, dándoles brillo y una ligera concavidad en el centro.  En las orillas se deposita un sedimento tan añejo que a nadie se le ocurre ya la idea de quitarlo.
Bajo por esas viajas escaleras y voy sintiendo el aroma de la calle.  Llovió esta madrugada,  oía el sonido de la lluvia en los techos cercanos, en las múltiples gargantas y orificios que surcan las paredes de la casa.  Es rico despertarse y no tener ni puta idea de qué hora es, oír que llueve afuera y poder seguir durmiendo con esa sensación tibia y efervescente de caer plácidamente en el sueño.  Desperté nuevamente a las seis y media.  Una llovizna finita caía todavía, una chica caminaba hacia la tienda bajo un paraguas negro y nada más.  Seguí la sombrilla de regreso hasta que desapareció en la esquina.  Motores a lo lejos.  Mis pies se enfriaban.  Vejiga matinal.  Saludo a la matina.  Miré mi rostro por primera vez en el día, nada diferente a ayer, la cabellera empieza a preocuparme.  Rostro picassiano de haz y envés.  Descargué el ánfora en ese inodoro sin tapadera, nuevamente manchas de sarro oscuro.  Mis pies nudosos y amoratados.  Veintiséis, veintisiete, veintiocho... treinta y seis.
La cama se había enfriado, poco a poco a poco a poco mi cuerpo calentó nuevamente las sábanas que todavía olían a sueño.  Veía al techo en sepulcral posición faraónica, manos cruzadas sobre el pecho. Pensaba cosas que tocaban el sueño, un viento enrarecido soplaba desde la ensoñación mis matutinos pensamientos. Las puertas vecinas empezaban a abrirse y a cerrarse, llaves entraban y salían, motores arrancaban.  No había voces.  Soledad.
Bajo por esos escalones carcomidos y un olor puro me inunda de repente.  La tierra mojada es limpia.  El aroma barre los humores fatuos del sueño.  Voy bajando y escucho el sonido lijoso de mis suelas, mordiscos nanométricos a la concavidad, a cada paso, a la concavidad, a cada paso... abrasión.
Cielo nublado pero permeable, la luz va encontrando su camino.  Los yuyos empiezan a salir, pequeños filamentos verdosos coronados de minúsculas hojas; gotas inverosímiles aferradas a otras hojas más grandes, tiemblan, se alargan, se retraen, se alargan, caen.  Hojas, flores, insectos, plástico ahogado a la orilla de la calle, alguien se da cuenta y va por una escoba.
La tierra mojada despide ese olor a ... tierra mojada.  Aspiro: té, tierra mojada y tabaco.  El tabaco es el de mi ropa, el té es el de mi memoria.  Voy por un cartón de leche mordiendo la concavidad del asfalto. Leche para el té de la memoria.  La leche también huele a leche, el té huele a té y a cosas guardadas.  Las monedas tintinean en mi bolsillo.  Los autos que pasan van despacio, la gente que ha salido habla bajito, la fina lluvia cae, y yo regreso tocando las monedas dentro de mi bolsillo.  El silicio de la tristeza mordiendo nuevamente la concavidad.  Saco la llave que meto cuidadosamente, no quiero ser yo quien irrumpa esta quietud.  Cierro con sigilo.  Me acerco a la ventana a ver mis pasos andando todavía, a mis suelas que crujen como cortezas crocantes de pan.  Té con leche.
El periodiquero no anuncia su pan amargo, la fresca tinta negra.  Bajo nuevamente a través de la concavidad, comiendo con mis pies.  Busco calderilla con mi mano izquierda, las monedas cambian de oscuridad. Los dedos ven.  La piel mira, reconoce, repele, se enamora.  Debería hacer una llamada telefónica, mis dedos curiosean entre monedas, la piel busca otra piel, la íntima interacción cutánea.  Demasiado temprano para el inicio de la cadena de interacción.  La tetera hierve, trece gradas, dejo el diario en la mesa, apago la hornilla y el vapor sube apurado a condensarse en esa nata grisácea allá arriba.
Bodhidharma, Los vagabundos del té.  Confirmo el sabor de la infusión, la temperatura, el dulzor.  Apruebo, autorizo la leche, autorizo, el pan tostado de piel morena e interior suave y caliente.  Debo hacer una llamada telefónica.
Infraestructura destruida por tormenta.  Volteo a ver hacia la ventana, el cielo amenaza.  El precio del gas.  El estado se desploma como el cielo, como puentes y escuelas.  Té con leche y pan con strawberry jam.  Congreso, PNC, Presidios, Oriente Medio.  Mierda, me empiezo a hundir.

sábado, junio 05, 2010

Gaby Moreno - Songs


"Carlos Peña y Arjona me la soplan y tambien Faby" piensa seguramente Gaby Moreno, pero esa es una de las cosas que jamás dirá.  Y es que esta chica me ha dado una alegría en estos días, una esperanza pequeña "del tamaño de un frijol saltarín".
Gaby viene dando tumbos desde hace bastante años, atinados o no, la chica se ha ido abriendo un espacio y cuajando un sonido y un estilo que actualmente suena compacto, trabajado, maduro.
Sus influencias, Bob Dylan (tenía que ser), Ella Fitzgerald, Nina Simone, Edith Piaf, The Beatles, Jimmy Hendrix, esto según sus propias palabras y sin duda se le cree.
Su sonido indie tiene esas reminiscencias a las grandes voces del género, Joanna Newsom, KT Tunstall, Anaïs Mitchel, hasta un poco de Natalia Lafourcade. 
Ganadora del concurso John Lennon Songwriting, fundado por Yoko Ono, autora de una canción para la película ganadora del Oscar "the cove", invitada frecuente de la reputada radio KCRW por la que han pasado artistas de la talla de Beck o The Flaming Lips, esta chica está preparando un segundo disco con el que, todavía caliente, sale de gira por europa al lado de figuras notables que muchos de ustedes reconocerían.
Escuchenla en su myspace y en su página oficial, de donde, si se registran, podrán descargar algunas canciones muy lindas.

www.myspace.com/gabymoreno
www.gaby-moreno.com
No le pierdan huella, y por favor, no la conviertan en una bandera, esta chica le pertenece al mundo.

Si quieren leer algo de ella entrenle a este pequeño reportaje en la revista Bazuca y chequen el video que aparece abajo.

Roberto Bolaño - Los perros románticos

En aquel tiempo yo tenía veinte años y estaba loco. Había perdido un país pero había ganado un sueño. Y si tenía ese sueño lo demás...