jueves, septiembre 20, 2007

Insomnio

Desde la cama veo al techo
tres manchas de humedad corren
por una rajadura al centro,
oigo a lo lejos un ruido como de insectos,
como una tetera hirviendo,
como algo que gira y se fricciona.
Oigo sonidos ahogados por paredes,
excusados que se accionan,
sonidos guturales,
puertas que se cierran.

La noche se espacia,
bloques inertes se suceden
en lapsos cada vez más prolongados,
la noche pasa sobre un tiempo inocuo,
un tiempo de cloacas y recodos,
de oquedades entre libros y libreras,
el tiempo pasa por debajo de los muebles,
por gavetas mal cerradas,
por pasillos de servicio
y grifos que gotean.
Las horas reptan sobre los trastos sucios
amontonados en el lavatrastos.
Despierta el refrigerador.
Es la hora de los insectos de la cocina,
de las cañerías y las canaletas.
de los inexplicables y fantásticos
sonidos en la calle.

Estamos acostados, tratando de dormir,
sobre una ciudad preclásica
encima de vasijas, huesos, pedernales,
sobre piedras romas y ahumadas,
sobre sahumerios y ofrendas olvidadas,
sobre el eco de unos pasos tan antiguos,
sobre sortilegios y runas y glifos,
sobre fantasmas del subsuelo
que van muriendo ya,
que van quedando ciegos y blancos
blandos, fríos,
sepultados por capas de asfalto y de concreto
por parques y avenidas lapidarias
donde el tiempo fluye, rueda, se atora.

Yo miro hacia arriba todavía
volteo y apago la luz
y decido rascarte la panza
mientras siento como el tiempo
pasa
debajo de la cama.

Crapillo septiembre 2,007

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